Así que llevamos varias semanas tonteando, lanzando indirectas en el twitter y chateando a diario. Sé que quieres alejarme, por alguna extraña razón que no entiendo ya que cuando pregunté si había algo que debiera saber de ti dijiste que nada realmente... que todo lo habías dicho.
Semanas tonteando en que te has ganado una parte de mí, por increíble que eso parezca. Eres un niño bueno al que le encanta la música y me encanta el hecho de que aún cuando hablo en mi "idioma privado" puedas entenderme un poco, también me fascina como te ríes de todo y que seas diferente a mis anteriores.
Contigo las cosas son fáciles, me siento bien y la última vez que llegué a tocarte algo en mí me dijo "está bien, realmente está bien" sin importar que eso rara vez me pase con hombres.
Ahora aquí me tienes, escribiendo 'pendejadas' en blogger que hacen honor a ti y muriéndome de celos por cualquiera que puedas encontrarte en esa fiesta a la que irás el sábado.
Sabes que me gustas, me has advertido que "no busque lo que no he perdido" pero luego desististe y ahora estamos -al menos para mí- en un punto decisivo... ¿qué rayos quieres que haga? Justo escribí una entrada para ti.
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