martes, 2 de abril de 2013

Brisa De Media Noche


Después de una semana de espera interminable -aunque realmente sólo fuese una semana-, todos esos días de derretirás en el calor del verano sin tregua alguna, la medianoche trae consigo una brisa gloriosa que pronostica buenas cosas.
Me asomo al balcón y le doy una mirada a la luna, que resplandece hermosamente plateada gobernando el firmamento, huelo manzanas en el aire y cierro los ojos.

—Tráela pronto —le susurro a la luna, esperando que cumpla mi deseo.

Una ráfaga de viento me sacude repentinamente y tiemblo con algo de placer. Justo cuando mi cuerpo vuelve a la normalidad, siento tu presencia rodeándome y sé que estás cerca. Me volteo y veo tus ojos verdes en la débil luz de la luna, veo como te vas acercando sutilmente y cuando estás sólo a unos pocos centímetros de mi, rodeo tu cuello con mis brazos y te doy un largo beso aún mirando fijamente tus ojos.
En cierto momento la brisa se detiene y siento que mi coraje se ha ido, bajo la cabeza y te miro con timidez. Todas estas cosas nuevas me atemorizan, pero sonríes y el miedo desaparece.

El viento vuelve a soplar y escucho campanillas de viento sonando a lo lejos. Comienzo a reír como una niña y te suelto para empezar a dar vueltas, mi cabello se desordena y da ligeros latigazos en mi rostro que sólo me causan más risa.
Me detengo y te acercas por detrás, pones tus brazos al rededor de mi cintura y besas mi hombro.

—Gracias —pienso en silencio viendo la esplendorosa luna.

De ahora en adelante, amo las brisas de medianoche…

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