Atrapada

 Ella se encuentra allí sentada tan tranquilamente que nadie podría imaginar la cantidad de pensamientos que invaden su mente con perseverancia, atacándola cada vez con más potencia hasta que casi la hacen perder la cabeza.

 Desea rasgar las paredes porque se siente atrapada en esa condena, también espera poder arrodillarse en el suelo y escarbar con sus propios dedos en busca de aquello perdido en lo más profundo de su alma, algo que no conoce pero desea con todas sus fuerzas. Aún así algo la mantiene en su lugar, pequeñas cadenas invisibles que la atan a lo que la sociedad espera de ella.

 En su pecho duerme el sonido de un grito no expulsado y en sus ojos pican lágrimas no lloradas, lágrimas de desesperación y desconsuelo, gritos de impotencia por estar indefensa ante un mundo de perversiones que la empujan constantemente hacia la locura.

 Repentinamente su vista se empaña, no con lágrimas sino con el brillo negruzco que ofrece la nada, sus oídos se llenan con el sonido del silencio... una especie de interferencia como una radio mal sintonizada. Cubre con sus manos las orejas esperando poder acallarlo pero el ruido no cesa, se vuelve tan fuerte que la pone de rodillas y siente que la mirada de seres que no están la atraviesan como filosas espadas, el dolor es crudo y potente sin disminuir aunque el tiempo pase.

 En su mente aparecen relojes girando salvajemente fuera de control, páginas de calendarios siendo arrancadas ¿se habrá quedado atrapada en un momento del tiempo?, un sonido agudo y enfermizo reemplaza la estática, parece como un animal luchando por su vida y se da cuenta cuando sus pulmones hormiguean por falta de oxígeno que ha sido ella quien lo ha emitido.

 Al terminar ese desgarrador grito su alucinación desaparece y ve como todo a su al rededor sigue igual, dejándola con la seguridad de estar atrapada en un lugar que nadie conoce, un mundo de pesadillas personales que no la abandonarán hasta hacerla caer.