jueves, 17 de enero de 2013

Viva.

Acostada en mi habitación siento como la oscuridad se hace más fuerte a mi alrededor con cada parpadeo y no puedo ver la luz proveniente de mi ventana, las paredes también parecen moverse unas contra otras para atraparme en un lugar cada vez más pequeño.

Las voces que he escuchado se vuelven un eco vacío en las profundidades de mi desesperación, repentinamente todo gira en torno a una triste y angustiosa melodía que me tienta a dejarme caer en la oscuridad de la nada, la oscuridad ya se ha llevado hasta la última partícula de luz y no puedo ver nada sino sentir como la sangre se hiela en mis venas mientras que mi corazón lata más y más rápido para intentar que circule, para mantenerme viva.

Por mi nariz se desliza el olor del humo y me doy cuenta de que aún respiro, aquel olor se hace más fuerte y me sofoca provocando que abrace mi torso con fuerza y mis ojos se abren solo para quedar cegados por una intensa luz naranja... fuego. Todo se incendia y no lo comprendo, creí mi mundo acabado con la oscuridad y ahora todo lo que puedo ver es fuego naranja que irrita mis ojos y me deja sin respirar.

En un segundo todo se detiene, ya no escucho más la melodía ni huelo el fuego quemando a mi alrededor o siento que caigo en una espiral de vacío, abro los ojos y todo está igual, estoy viva.
Viva en un mundo de muertos vivientes pero viva, finalmente viva gracias a todo aquel miedo y desesperación.


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