jueves, 3 de enero de 2013

Porque Me Salvaste

 Te conozco ya hace un tiempo, raro el cómo fue aquello, pero no es la historia que quiero contar ahora... quizá en algún momento cuando me sienta más confiada de que no vas a comportarte raro luego de lo que confesaré en este lugar donde probablemente nadie excepto tú sabe quién soy. Si, tú, un lector anónimo más que verá la entrada y sentirá algo de curiosidad por ella.

 Recuerdo como a principios del año pasado era simplemente un zombie, viviendo cada día sólo por obligación, poniendo un pie delante del otro por mero instinto... aún sigo haciendo algo de eso como esperar que me digan paso a paso que hacer o simplemente no sé cómo, pero estoy mucho más viva que en aquel momento.

 Me salvaste al simplemente estar allí una vez al día en cada mail que me hacía sentir que alguien se preocupaba por mí y estarías triste si no respondía luego de unos cuantos días... me salvaste de quitarme la vida, lo juro.
 Y con ese pequeño mail diario, incluso a veces dos, me hicieron encontrar una razón para seguir: conocerte.
Sí, conocerte, y no te hagas la sorprendida porque muy bien que lo sabes, lo que no sabes es que me enamoré de ti... de tu fuerza e inteligencia, de tu sensibilidad y madurez, me enamoré de cada pequeño detalle que me mostraste, incluso me enamoré de tu locura.


 Ahora, sentada frente a la computadora, me pregunto si será lo correcto publicar esta entrada... si debería decírtelo directamente, por aquí esperando que lo leas, o simplemente callarlo hasta que te des cuenta.


0 comentarios:

Publicar un comentario