lunes, 25 de marzo de 2013

Tormentas

Es un día nublado, no lo suficiente para que cualquiera pueda creer que una gran tormenta se acerca, por lo que cierta chica se anima a caminar a través de las calles vacías mientras la llovizna comienza a mojar su cabello y refrescar su cara. Por mera precaución guarda sus audífonos y su celular en un lugar donde el agua no pueda alcanzar si la lluvia fuera más fuerte.

 El cielo va oscureciendo con cada paso que da y el agua cae con más fuerza en su rostro, se detiene a comprar un paraguas y aunque duda entre seguir su camino o llamar por ayuda, decide que un poco de lluvia no le hará mal. Las calles se inundan y se moja los pantalones hasta las rodillas, y por supuesto sus zapatos están como kayaks abandonados a su suerte en una corriente muy fuerte.

 Apresura su paso y sujeta con fuerza el paraguas, intentando esquivar los huecos y grietas del suelo para no caerse. Repentinamente el cansancio la hace detenerse un segundo y entonces mira al cielo, que está ahora bañado con cadenas brillantes de rayos a la distancia, el estruendo del relámpago la estremece y en ese preciso instante se pregunta qué sucedería si alguno de aquellos la impactara... tan mojada y sola como estaba, probablemente moriría antes de poder sentir dolor. ¿La extrañaría alguien?

 Sigue caminando, las preguntas acumulándose en su cabeza sin cesar mientras sus piernas pelean con el agua en las calles llena de basura y porquerías. ¿Se enterarían que ha muerto siquiera? El frío cala en sus huesos y se alegra cuando distingue las enormes rejas de acero que la han aprisionado y cuidado durante tanto tiempo.
 Entra a la casa desolada, conformándose con un poco de calor, y se desviste en su camino hacia una ducha caliente. ¿Iría alguien a llorar en su funeral, a encargarse que sus últimos deseos fueran cumplidos? Abre la llave de agua caliente y deja que ésta junto al vapor se lleven todos aquellos pensamientos probablemente autodestructivos.


Estos son los sentimientos que causan las tormentas.
Lo que la belleza de cadenas de luz pueden provocar en uno... ese sentimiento de inferioridad.
¿O quizá solo el saber de que se es mortal?

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